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Sí, hemos metido a Satanás en el Convento

Es el día después de las Elecciones Generales y se aprecia un ambiente algo mohíno entre los que no quieren el «finis Hispaniae». Podría escribir mucho pero prefiero compartir uno de los espléndidos artículos de Sertorio en El Manifiesto.

Esto sólo acaba de empezar…

Satanás en el convento

El entusiasmo es imprescindible en toda lucha, pero también la lucidez y la templanza ayudan, aunque sus efectos sean menos estimulantes. Conviene ver los resultados de estas elecciones con una perspectiva superior, más fría, que tenga en cuenta de dónde venimos. Por ejemplo: VOX ha multiplicado por cincuenta y cinco mil (¡55.000!) sus votos y ha empezado con mejor pie que el Frente Nacional francés o AfD en Alemania, cuya primera gran cita electoral fue un absoluto fiasco. Dos millones seiscientos mil votantes han confiado en Santiago Abascal y han provocado la movilización de la izquierda y del separatismo, aparte de la caza al fascista implacable de todas las televisiones y de la inmensa mayoría de la prensa escrita, por no hablar de las agresiones fomentadas y jaleadas por la extrema izquierda. Hoy, se pongan como se pongan los voceros del establishment, hay veinticuatro diputados de la derecha identitaria en las Cortes, cosa inimaginable hace seis meses. Repito: seis meses. No hay nada más bobo que vender como derrota lo que es un triunfo casi milagroso de una formación sin dinero, sin medios y sin aliados. Ahora no podrán ni silenciarla ni evitarla. Recuerde el lector de El Manifiesto qué pensaba de la participación en política hace medio año y qué es lo que piensa ahora.

Otra excelente noticia, que la imbecilidad de las izquierdas celebra y la bobería de las derechas lamenta, es la muerte del PP, partido en pleno desguace y que ya era hora de que se fuera al infierno. ¿A dónde se creen los progres que irán esos votos? ¿A un Ciudadanos que gobernará con el PSOE los próximos cuatro años?

La izquierda radical tampoco se ha dado cuenta de que ella también ha perdido las elecciones en no menor medida que el PP. Lo que nos espera para los próximos cuatro años es una política macroniana de recortes, crisis, desempleo y usura desbocada. Sánchez, por si los comunistas no se habían dado cuenta, es un hombre completamente desprovisto de principios y su pacto con Rivera (que ya lo exigen los amos de Bruselas) ocasionará una oleada de medidas antisociales. Veremos al «doctor» aplicar con la desvergüenza que acostumbra hachazos a los sueldos y pensiones que ha engrosado en estos meses de campaña electoral con cargo a los Presupuestos.

Y Ciudadanos se verá obligado a transigir con el PNV y ERC, socios irrenunciables de un PSC que es el que manda en el PSOE y que ha adquirido un peso decisivo. De hecho, el PSC puede ser el principal obstáculo a un acuerdo PSOE-Ciudadanos y, por lo tanto, la única esperanza que le queda a la izquierda radical de tocar poder en esta legislatura. Si quiere mandar, Rivera tendrá que retratarse en la política de indultos y cesiones ante el separatismo. El proceso de ruptura de España sigue en marcha y no será un PSOE esclavo del PSC el que lo frene. La confederación asimétrica de España cada vez está más cerca. 

Vox debería reconsiderar su españolismo elemental y dar un giro más reivindicativo a su política económica.

Con estas perspectivas, VOX puede jugar sus bazas con éxito y convertirse en el representante de la reacción nacional contra el separatismo. También, si quiere entrar en otros sectores sociales hasta hoy hostiles, debería reconsiderar su españolismo elemental y dar un giro más reivindicativo a su política económica, abandonar un neoliberalismo que nos es ajeno y apostar decisivamente por una derecha social, como hacen Salvini y, sobre todo, Marine Le Pen. España nunca será reaganiana ni thatcherista.

Por otro lado, la Nueva Derecha francesa nos ofrece ejemplos de cómo combinar una posición cultural avanzada con la tradición nacional, cosa que no estaría mal para arrojar por la borda el lastre de una religión muerta. Un poco de paganismo ayudaría a conquistar otros estratos sociales. Sobre todo cuando se tiene a Roma decididamente en contra. Tanta ranciedumbre aleja de VOX a una nación que ya no volverá a ser católica. 


Pero regocijémonos: el Satán fascista, reaccionario y españolista ha entrado en el convento de las monjas progres y, como pasó con las reclusas de Loudun, la cosa puede acabar en un espectacular pandemonium. Hemos abierto un enorme agujero en la línea de flotación del Sistema. Dejemos que entre el agua en la sentina del régimen del 78. Estos bobos que no ven más allá de sus narices, del hic et nunc, todavía no se dan cuenta de que van a seguir el mismo camino que Francia y que Italia… Si jugamos bien nuestras cartas, claro.

elmanifiesto.com

Tags :elecciones generalesEspañaEuropaPPPSOEVox

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