Sí, es cierto, llevo días sin publicar nada.
¿Me he olvidado de la página? ¿He perdido el interés? ¿He muerto sin dejar el encargo de daros parte del deceso?
Comparto lo que dijo el escritor polaco Stanislaw Lem cuando formuló lo que luego ha quedado para la posteridad como la «Ley de Lem»: «Nadie lee nada, si lee, no comprende nada; si comprende, lo olvida enseguida». No te lo tomes al pie de la letra, lee entre líneas y verás que, en el fondo, es una verdad como un templo. Cada vez son más los que intentan escribir y menos los que se interesan por la lectura.
Sirva esto para responder a todos los mensajes que he recibido preguntando por el motivo del silencio. No creé este espacio para comunicar nada o, mucho menos, con la intención de adquirir un compromiso con el público. Menciono lo del «compromiso» porque en muchas de vuestras misivas, y con la mejor de las intenciones, me habláis de la importancia de ser constante para que un blog tenga éxito; sobre esto os diré que nada me importa menos.
Comunicar, informar, vender escobas, adoctrinar…, nada de eso. Expresar y punto.
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