Como ya dijo Fray Luis de León: dicebamus hesterna die. Sí, el famoso decíamos ayer…, y lo de ayer vuelve a ser válido hoy.
Es el último día de diciembre y parece que el mundo se acaba. Matasuegras, serpentinas y demás parafernalia festiva por doquier. Como si al día siguiente, por arte de birlibirloque, se pudiera obrar el milagro de ser otros: pura ilusión.
Querido lector, como sabes bien, eso no es posible. Sí, lamento informarte que eres el mismo de ayer; el mismo vago y perezoso lleno de defectos que conoces pero eres incapaz de corregir. El mismo que cada último día de diciembre se funde con los demás en un marasmo de propósitos irreales y absurdos sabiendo que no los cumplirá. El mismo que con todo ese rosario de objetivos intenta una suerte de exorcismo imposible.
Pero no te lo tomes a mal ni te entristezcas por ello, serenidad; no necesitas ser otro. Deja de una vez de errar el tiro y céntrate. Atrévete a ir al grano y busca la única respuesta válida. Ante ti tienes la tarea, yo diría el deber, más fascinante de tu vida: saber quién eres.
Te dejo un poema del Ulises de Lord Tennyson para que reflexiones.
«A pesar de que mucho se ha perdido, queda mucho;
y, a pesar de que no tenemos ahora el vigor que antaño
movía la tierra y los cielos, lo que somos, somos:
un espíritu ecuánime de corazones heroicos,
debilitados por el tiempo y el destino,
pero con una voluntad decidida
a combatir, buscar, encontrar y no ceder.»
«Tho’ much is taken, much abides; and tho’
We are not now that strength which in old days
Moved earth and heaven, that which we are, we are;
One equal temper of heroic hearts,
Made weak by time and fate, but strong in will
To strive, to seek, to find, and not to yield. «
Se el primero en contestar